miércoles, 24 de enero de 2007

Dólares republicanos… y azules

Por: jorge eugenio ortiz gallegos
Proceso No. 1556
Fecha: 2006-08-27

Crítico y estudioso del Partido Acción Nacional, donde militó hasta 1992, cuando salió para integrar el Partido del Foro Doctrinario y Democrático, Jorge Eugenio Ortiz Gallegos repasa un aspecto importante de la historia de esa organización política en el capítulo “Los dineros del extranjero”, perteneciente a su libro La mancha azul; del PAN al neopan, que comenzará a circular próximamente y cuyas partes clave reproducimos a continuación.

Era un libro grueso con el formal encuadernado de los notarios públicos, en el que se consignaba la contabilidad del Partido Acción Nacional. Era el encargado de los fondos aquel fino abogado, Manuel Ulloa Ortiz, que en el edificio del Banco de Londres y México, en la esquina de Bolívar y 16 de Septiembre, ocupaba una oficina contigua a la del licenciado Manuel Gómez Morín, fundador y, todavía en aquel 1945, presidente del partido.

Puse el garabato de mi firma a cambio de la suma en efectivo para los viáticos de una gira por los estados de Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes. Fue mi primer desempeño en el Grupo Juvenil, al que me había apenas incorporado en la vecindad del sexto aniversario de la fundación de septiembre de 1939. A petición del maestro Gómez Morín –en aquel su caballeroso y discreto decir: “¿Podríamos pedirle un servicio, para nosotros importante...?”–, acompañé al licenciado Manuel Herrera y Lasso, en cuyos discursos la retórica no era adorno de verbalismos, sino estilete de la denuncia y brillo de la verdad.

¿De dónde provienen los fondos que sostienen las actividades del PAN?, me pregunté desde entonces. Tres épocas y tres maneras describen los dineros del PAN:

Durante los primeros 20 años, el gasto era provisto por unos u otros donantes particulares, motivados y abordados por un reducido grupo de dirigentes. Era don Manuel el principal recaudador, y era él quien sufría los apuros de la escasez, de la inconstancia y abandono de simpatizantes. Y fue su generosidad la que sufragó con su peculio personal la mayor parte del costo de la operación modestísima en unos cinco cuartos de oficina en el tercer patio de Isabel la Católica 30, de las propagandas impresas, de los primeros boletines, de la edición semanaria de La Nación que fundara aquel gran maestro Carlos Septién García (trágicamente perecido en 1953), de las erogaciones de las campañas federales, estatales y hasta municipales. En don Manuel se cumplía a pie juntillas la amonestación de Cristo: “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. No es ofensivo, después de tantos años idos, revelar que el erario del partido afectaba el gasto del hogar de don Manuel, y que en alguna ocasión el director del grupo de la Cervecería de Monterrey recibió la petición de que se le entregasen a la esposa del maestro, doña Lidia Torres de Morín, y no a don Manuel, los honorarios que se le extendían como consultor de esas empresas, porque “todo se le iba en el partido”.

En una segunda época, 1970-1985, ya los comités estatales, entonces denominados regionales, habían consolidado su existencia y sólo por excepción pedían apoyo. El gasto central se proveyó en esos años con tres fuentes:

1.- Se había aceptado ya recibir del gobierno el papel para la propaganda y las publicaciones, y el uso de la franquicia postal.

2.- Se inició la colaboración obligada de los diputados del partido que hubieron de ceder un tanto de sus salarios oficiales, desde un 33% hasta sólo un 10% en los años recientes, que era distribuido entre el Comité Nacional y los comités estatales o municipales.

3.- Con los sorteos autorizados por la Secretaría de Gobernación, particularmente a partir de que se hizo cargo del sistema de rifas el que fuera jefe nacional, don Alfonso Ituarte, se pudieron cubrir hasta el 90% de los requerimientos, que habían ido creciendo hasta constituirse en una nómina de hasta 160 personas en 1985 y en la adquisición de dos o tres inmuebles y un taller editorial de regular tamaño.

Durante la tercera época, ocupando la presidencia Luis H. Álvarez (1987-1993), fueron aceptados y negociados con incrementos constantes, a veces hasta semestrales, los importantes derrames de las prerrogativas, esto es, las aportaciones oficiales de cuantiosos recursos en los rubros de gastos de campaña, sostenimiento de los partidos, capacitación y otros renglones no precisamente transparentes.

Los tiempos recientes dejaron de ser de apuros económicos para el PAN. Los holgados ingresos han sustentado una creciente empleomanía central y el subsidio a comités estatales, a campañas políticas y los billetes para viajes, viáticos y salarios que hoy se califican dentro del PAN como “dignos” para todo el gran equipo que cumple con la expresión aquella de que “come del altar quien sirve al altar”. Las percepciones que reciben hasta el presidente y el secretario general son indicadores de la sólida suficiencia económica de la institución que comparte ya el gobierno con su rival, también aprovisionado con munificencia y holgura, el Partido Revolucionario Institucional.

Norberto Corella Gil Samaniego había sido designado como secretario de Relaciones Internacionales del CEN del PAN por el jefe Luis H. Álvarez a partir de su elección en febrero de 1987. A nombre de Corella aparecía en el Bank of América de Calexico la cuenta 122-000-661-0084-09532-08591. El National Republican Institute for Internacional Affairs (NRIIA), con dirección en 601 Indiana Av. Suite 615 Washington, D.C. 2004, teléfonos 202-783-2280 y telefax 202-783-94-80, giró para depósito en esa cuenta, en los comienzos de 1989, diversas cantidades estimadas por aquel tiempo en el equivalente de 53 millones de pesos mexicanos.

Cuando se descubrió y se hizo público en la prensa, el envío de esos fondos fue llamado el Pangate en similitud con el escándalo de Richard Nixon en el hotel Watergate en 1972. El diario El Universal del 8 de abril de 1990 publicó a ocho columnas: “Prueba de los subsidios externos ilícitos del PAN”. El reportero Juan Bustillos escribió: “Es un hecho irrefutable que organizaciones del extranjero depositan dólares en cuenta del PAN para su movilización y competencia electoral”.



La prohibición legal



El Código Federal Electoral que entró en vigor el 12 de febrero de 1987 contenía las siguientes disposiciones respecto al funcionamiento de los partidos políticos. En el artículo 30: “La declaración de principios contendrá necesariamente”, la fracción III decía: La obligación de no aceptar pacto o acuerdo que los sujete o subordine a cualquier organización internacional o los haga depender de entidades o partidos políticos extranjeros; así como no solicitar, o rechazar en su caso, toda clase de apoyo económico, político y propagandístico proveniente de entidades o partidos políticos u organizaciones extranjeras ni de ministros de los cultos de cualquier religión o secta.

Adicionalmente, el artículo 45 del mismo código: “Son obligaciones de los partidos políticos”, la fracción XIII estipula: Actuar y conducirse sin ligas de dependencia con partidos políticos, organismos o entidades extranjeras y de ministros de culto de cualquier religión o secta.

Las reacciones desencadenadas en diversas áreas de las instituciones y en las personas aludidas o implicadas en el uso de fondos provenientes del gobierno estadunidense, revelaron no sólo inmadurez, sino abierta falsedad e irresponsabilidad conectadas con la penetración extranjera.



Versión del Instituto Republicano



Roberto Rock L., del periódico El Universal, fue enviado a Washington y entrevistó a Jeanine Perfit, secretaria de Keith E. Schuette, presidente del NRIIA, y su declaración fue transcrita entre otras ocasiones en la columna “Pasarela Política” de ese diario de mayo 11 de 1993: “Nosotros patrocinamos la reunión que con motivo de su 50 aniversario realizó el PAN en la Ciudad de México en julio pasado (1989). A ella asistieron dirigentes de muchos países, todos con los gastos pagados por nosotros. Gastamos por lo menos 50 mil dólares ahí”.

En la misma ocasión, sin embargo, la exembajadora de Estados Unidos en la ONU, Jeane Kirkpatrick, miembro del Advisory Council (Consejo Consultivo) del Instituto Republicano, declaró que la ayuda financiera al PAN no se fundaba en “afinidades ideológicas” y agregó: “El PAN sí recibe ayuda financiera nuestra, pero eso no puede tomarse como intervencionismo”.

Separadamente, Juan Bustillos reveló otro dato que llamó “alarmante”: “En abril de 1990 Lawrence R. Birns, director del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, con sede en Washington, refirió que en cuatro años el Partido Republicano, vía instancias que despistan y disfrazan, hizo llegar al PAN más de 500 mil dólares”.

El “alarmante” dato no fue comentado más ampliamente, pero tal suma y la de los 52 mil dólares del Instituto Republicano se conectan con las siguientes implicaciones: El Council on Hemispheric (COHA), dirigido en aquel tiempo por Laurence R. Birns, tiene que ver con la promoción impulsada por el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan para reforzar los objetivos del National Endowment for Democracy (NED), presidido en aquel tiempo por Carl Gershman. Un 90% de los fondos del NED provienen de aportaciones gubernamentales; solamente en 1983 recibió 114 millones, y cerca de 500 millones de dólares en cuatro años.

El objetivo de todos esos apoyos se definió así: “Promover la democracia más allá de nuestras fronteras”.

Las cantidades mencionadas son traspasadas por el NED a varias instituciones, cuyos dirigentes escogen y deciden a quién entregar recursos en diferentes partes del mundo. Entre las instituciones de esa intermediación se pueden mencionar las siguientes:

–Center for International and Private Enterprise

–US Chamber of Commerce

–Free Trade Union Institute

–National Democratic Institute of International Affaire (NDIIA, institución anexa al Partido Demócrata)

–National Republican Institute for International Affaire (NRIIA, institución anexa al Partido Republicano)



La investigación fallida y las salidas de banca



Varios integrantes del Consejo Nacional del PAN, durante la reunión de febrero de 1990, inquirieron sobre los fondos extranjeros, en reiteración de un cuestionamiento vertido en una sesión del CEN en la que Norberto Corella informó haber recibido 47 millones para viáticos de los asistentes, que habían llegado de diferentes países para estar presentes a mediados de julio de 1989 en la Reunión Internacional Democracia en Desarrollo.

Trastabilló de nuevo Corella cuando en el Consejo modificó la cifra elevándola a 52 millones y dando a conocer que su secretaria Irma Rojo Mancilla –hija del entonces diputado federal y tesorero del Comité Nacional, Ramón Rojo, quien hasta poco tiempo antes se había desempeñado como administrador de los negocios del fallecido Manuel J. Clouthier–, había pedido otros fondos en reembolso del costo de llamadas telefónicas. El propio Luis H. Álvarez intervino y ofreció investigar lo de los fondos, pero reiterando que Corella sólo había servido de enlace con el Instituto Republicano y que el PAN no era beneficiario de esas remesas.

La reportera Aurora Berdejo Arvizu, en la página 30-A del diario Excélsior de marzo 7 de 1990, refirió que los reclamos en el consejo a finales de febrero de 1990 fueron dirigidos también al jefe del PAN, Luis H. Álvarez, porque sin consultar ni al comité ni a los consejos nacionales, y desfigurando por tanto su papel de jefe, había promovido la fundación de un organismo paralelo del partido, bautizado con el nombre de Instituto Superior de Cultura Democrática, el cual era sostenido económicamente con recursos tramitados por otra institución también promovida por el señor Álvarez: Solidaridad y Paz Social, Asociación Civil. Al frente de esta asociación, Álvarez había puesto al señor Héctor M. Valenzuela, quien muy poco tiempo después sería colocado por el regente del Distrito Federal Manuel Camacho Solís como contralor de dicho departamento, en uno de los que se multiplicarían después como actos de cooperación y concertación de los dirigentes del PAN con los funcionarios del presidente Salinas de Gortari.

Se dio cuenta y seña en el consejo –añadió Aurora Berdejo– de cómo se sostenía, anexo a Solidaridad y Paz Social, el Instituto Superior de Cultura Democrática, dirigido en los primeros meses de su fundación por un panista norteño, de posterior carrera en el gobierno de Ernesto Ruffo en Baja California y después, en 1994, coordinador de la fracción parlamentaria federal del PAN en sustitución de Antonio Lozano Gracia (traspasado a procurador General de la República por el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León). Y de la siguiente manera se refirieron los antecedentes de la procuración de ese sostenimiento:

Tras una junta llevada a cabo en Taxco, en la que Luis H. Álvarez, Corella, Carlos Castillo Peraza y Manuel J. Clouthier se entrevistaron en la ciudad de Taxco, Guerrero, con el doctor Molls, representante de la Fundación Konrad Adenauer, poco días después de la elección de julio de 1988, se negoció que la institución alemana aportase los fondos para las asociaciones conexas del PAN, disfrazándose así la violación del Código Electoral en su prohibición de que los partidos políticos recibiesen fondos extranjeros.

Junto a estas anécdotas cabe recordar que en la página 40 del Summary of Program Operations January 1990 del Instituto Republicano quedaron relatadas las aportaciones de 110 mil dólares en los siguientes términos: National Republican Institute for International Affairs (NRIIA), to assist the Democracy, Solidarity and Social Peace Association in informing and educating Mexican society on a wide array of political and social topics. Activities include a leadership training program for elected officials, civic education activities and research.

Curiosamente, en cumplimiento paralelo de los propósitos republicanos, en la misma página se daba noticia de 78 mil 700 dólares entregados a la Confederación Patronal de la República Mexicana y el texto es altamente revelador de la muy amplia programación del gobierno estadunidense en sus prácticas de intervencionismo, conocido como apoyo a las causas del desarrollo sociopolítico de toda clase de países e instituciones del extranjero: Center for International Private Enterprise (CIPE), to enable the Mexican Employers Confederation (Coparmex) to continue its EMPRESA project, an educational program which teaches the basic principles of private enterprise to Mexican youth and workers through the official school system and Coparmex affiliates.

En la crónica de la señora Berdejo figuraron otros datos: El denunciante del apoyo de la Konrad Adenauer fue el expresidente del PAN, ingeniero Pablo Emilio Madero, quien “recordó ahí frente al reelegido líder (Luis H. Álvarez, que había sido designado el día anterior para ocupar el cargo por tres años más) y a su séquito, que el año pasado también él (Madero) había escrito una carta al presidente (Álvarez, por supuesto)... Esa carta fue leída en su parte sustancial ante una mirada soberbia y el enrojecido y silente rostro del ratificado dirigente panista”.

La pasión subió de tono y el consejo decidió nombrar una comisión que revisase las cuentas de Corella, aun cuando el sentido del acuerdo fue desvirtuado por el entonces secretario general del partido, coordinador de la diputación federal de entonces, Abel Vicencio Tovar, quien redactó una carta que apareció fechada en abril 6 de 1990, dos meses después de la reunión del consejo:

“A los consejeros nacionales de Accion Nacional: Les informamos que, de acuerdo a (en vez de con) la decisión tomada por el Consejo Nacional en su pasada sesión de febrero de este año, se ha integrado una comisión que ya está trabajando en estudiar otros acuerdos que se han tomado con respecto a relaciones internacionales del partido. El estudio incluirá un análisis sobre el punto de ‘recepción de fondos del extranjero’, en torno al cual se debatió en esa ocasión.

“La comisión está coordinada por el licenciado Felipe Calderón Hinojosa y la integran además: Lic. Juan Manuel Gómez Morín, Dip. Esperanza Morelos Borja, Lic. Jesús Galván Muñoz, Dip. Alberto Ling Altamirano.

“El consejo acordó que se presentará un dictamen sobre estos tópicos en nuestra próxima sesión...”

Aparte del coordinador Felipe Calderón Hinojosa, ninguno de los miembros de la comisión se ocupó del asunto. Calderón viajó a Mexicali, y luego de revisar las cuentas bancarias de Corella informó verbalmente en el mes de septiembre, en que se volvió a reunir el Consejo Nacional, que le había resultado muy penoso revisar, cheque tras cheque y comprobante tras comprobante, asuntos que correspondían a la familia de Norberto mezclados con los asuntos del dinero recibido del Instituto Republicano. La sesión en que informó Calderón se pobló de altercados y errores por la manipulación mañosa de Abel Vicencio Tovar y Luis H. Álvarez al frente de la mesa directiva, al extremo de que no se permitió opinar sobre los datos del Pangate de Corella. Y en su carta de septiembre 28 de 1990 Vicencio Tovar se abstuvo de mencionar que el dictamen de Calderón Hinojosa no había sido sometido a votación alguna, pero consignó: “El PAN no recibe ni ha recibido recursos económicos provenientes del extranjero para el financiamiento de sus actividades, ni mantiene relaciones que impliquen subordinación económica o política a gobiernos, partidos o organizaciones”.



Los documentos oficiales



Ya para entonces Luis H. Álvarez, como presidente, y Abel Vicencio Tovar habían enviado el 5 de abril de 1990 una carta a “Jeanne” (sic) Kirkpatrick informándole que “alguna información periodística... atribuye a usted una declaración en el sentido de que respecto al financiamiento que varias agrupaciones estadunidenses otorgan al Partido Acción Nacional obedece a la coincidencia ideológica, pero esto no implica un apoyo del gobierno de su país. Igualmente el periódico El Universal en el cintillo en la primera página de su primera sección, publica esta leyenda: “Confirma Kirkpatrick: el PAN recibió fondos provenientes de Estados Unidos”. El subrayado es de este escritor.

Y terminaban: “Rogamos a usted haga saber por nuestro conducto a los mexicanos interesados en este asunto si confirma o rectifica las declaraciones que se le atribuyen y, en su caso, el contenido de su afirmación”.

Tal vez se haya dado la respuesta de la señora Kirkpatrick. Pero significativa e importante, más que cualquier otro texto, fue la carta que el presidente del Instituto Republicano, Keith E. Schuette, dirigió el 4 de abril de 1990 al “Sr. Norberto Corella, secretario de Relaciones, Partido Acción Nacional, México, D.F”. De dicha carta son renglones relevantes los que a continuación se transcriben, traducidos:

“Querido Norberto, se me ha informado que tu personal asistencia a nuestro Instituto para la conferencia Reunión Internacional Democracia en Desarrollo celebrada en la Ciudad de México el pasado julio, ha causado algún problema de parte de algunos (integrantes) del PAN. Tu función como intermediario del Instituto Republicano sirvió meramente para facilitar la transferencia de fondos para pagar el costo de alimentos y hospedaje para los participantes internacionales durante la conferencia”.

Y en texto por lo demás contradictorio Keith E. Schuette agregaba: “El Instituto Nacional Republicano para Asuntos Internacionales jamás en su historia ha sido fuente de fondos para el PAN o para algunos de sus miembros. La asistencia del Instituto Republicano a miembros del PAN y para otros partidos democráticos en numerosos países ha sido solamente en la forma de proveer boletos de avión y pago del costo de alojamiento para aquellos delegados u observadores invitados a conferencias internacionales, convenciones, misiones de observación de elecciones o seminarios. Esta ha sido una costumbre largamente establecida por el Instituto Republicano”.

En resumen, no se proveían fondos para el PAN o para sus miembros, pero como en el caso de Corella, a través de algún arreglo con algún dirigente de los partidos, o directamente en contacto con personajes de diferentes naciones, los fondos eran ciertamente enviados para facilitar a toda clase de políticos extranjeros su participación en eventos organizados para promover e involucrar a los líderes políticos extranjeros en los programas de la democracia republicana.



El congreso del aniversario del PAN



Aparte de que en el Teatro de la Ciudad de México, en septiembre de 1989, se reunieron solemnemente algunos panistas del Distrito Federal y pronunciaron discursos el jefe en turno y algunos expresidentes, el 50 aniversario de la fundación del PAN fue conmemorado solamente con la edición en sepia, pobre y desleída, de un libro titulado Así nació Acción Nacional (Comisión Editorial, México, 1990, DF, Ediciones y Publicaciones Económicas y Sociales, S.A.) en tiro de apenas mil ejemplares de 178 páginas, en el que se transcriben actas de las asambleas constituyentes, así como Estatutos y Programa Mínimo de Acción Política.

La Reunión Internacional Democracia en Desarrollo, que tuvo lugar del 10 al 13 de julio, fue un evento definitivamente ajeno a los temas lógicos y consecuentes de la fundación del PAN.

De América Latina llegaron representantes de partidos políticos conservadores de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Panamá, Argentina y Venezuela. Por supuesto, de Estados Unidos asistió el Partido Republicano, mientras que el Partido Demócrata se negó a venir, como se negaron también partidos de Francia, Grecia, Japón, Malta, Portugal, España, Australia, Dinamarca y Canadá. De otros continentes, vinieron políticos de Alemania, Austria, Inglaterra y Nueva Zelanda. En resumen, incluido el PAN, asistieron 21 partidos políticos de 16 países.

La naturaleza del evento define la farsa y sus falsas defensas: ¿Democracia en Desarrollo fue realmente un acto organizado por el Partido Acción Nacional para la conmemoración del 50 aniversario de su fundación en 1939? ¿O fue una “reunión internacional” promovida por el Instituto Republicano para fomentar la democracia al estilo conservador y neoliberal de los republicanos? O de otra forma: ¿El evento del aniversario del PAN fue reforzado económicamente por el Instituto Republicano con dineros que sostuvieran la presencia de visitantes extranjeros?



Los ocultamientos y errores de Corella



Como breves pormenores que ilustran la nefasta actuación de Corella, a quien dio aprobación, y tal vez consejo y dirección, el jefe Luis H. Álvarez, han de agregarse los siguientes datos:

1.- Los carteles de propaganda fueron impresos en EPESSA, la empresa paraestatal de la publicidad del PAN, la que ha editado durante años libros, propaganda, folletos y la revista La Nación, pero que simultáneamente ha operado como negocio comercial, dando servicio a clientes no políticos. Curiosamente, ninguna cartulina ostentaba el escudo del PAN. El secretario de Comunicación de entonces, gerente al mismo tiempo de EPESSA, Alejandro Díaz Pérez Duarte, y la secretaria adjunta Cecilia Romero, se limitaron a informar, a manera de justificación sobre la falta del emblema azul del PAN, que había sido un error y que ya no había habido tiempo de subsanarlo.

2.- La información del comité organizador se limitó a enviar un reporte en el que se decía que la “reunión internacional se celebró... y fue un evento de éxito en el marco de los festejos del cincuentenario...”. Y agregaba que “el Partido Acción Nacional fue anfitrión”.

Sin embargo el Pangate fue sólo la punta de un iceberg surgido sorpresivamente a la superficie, y revelador de algunas acciones directivas del PAN manejado entonces por Luis H. Álvarez.

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