miércoles, 17 de enero de 2007
Ricardo Andrade Jardí
Mientras lo que en México se ha dado por llamar "izquierda", intenta seguir viviendo de las limosnas que el sistema le otorga para mantener la farsa democrática, alejada cada vez más del importantísimo movimiento ciudadano aglutinado alrededor de AMLO y su legítima presidencia ciudadana, nacida de la CND, que no del PRD, al Sur del Continente se fincan nuevos caminos sociales que abren una mínima esperanza de construir formas de organización político-económicas justas y radicalmente opuestas al neoliberalismo feroz que ha intentado excluir a millones de ciudadanos latinoamericanos.
Hoy México va en franco retroceso hacia la violencia política ejercida desde el seno de un gobierno ilegítimo, que durante un año orquestó toda una campaña del peligro que suponía para el país el posible triunfo de AMLO.
Peligro que efectivamente enfrenta el país, pero que se ha dado desde la estupidez del desgobierno del espurio candidato de la Gordillo, el que en acciones por demás "populistas" se ha visto obligado a militarizar el territorio bajo el falaz argumento del combate a la delincuencia organizada, pero no a la de verdad, es decir: a la del combate al FOBAPROA con el que se desangra al país con secuelas semejantes al terrorismo derechista de ETA, aunque en el plano económico y muchas veces más terrible que el militar.
El desgobierno de Calderón no tuvo tiempo de fingir, los especuladores empresariales que pagaron su campaña no esperaron como con el ex gerente de la Coca-Cola para que les cumpliera lo que no pudo cumplirles el otro, esta vez los asociados capitalistas que financiaron la campaña y el fraude electoral (que coloca hoy a México "en el concierto de las naciones" entre los países más cuestionados en sus procesos electorales, donde al parecer y según las instituciones de la "democracia" toda irregularidad, aunque carezca de legalidad, puede ser legal, siempre que el resultado del cuñado en turno se vea afectado, aunque esto implique terminar con el ejercicio bien democrático del recuento de votos), no han esperado al cumplimiento de la palabra empeñada por su lacayo y al contrario rápidamente le han cobrado la factura que hoy vemos ya en el aumentado precio de la tortilla, el huevo, la leche y no tardaremos en ver ahora sí cómo las familias se ven obligadas a rematar lo poco que tienen para poder pagar el kilo de tortilla que supera ya el inmoral aumento salarial.
Ni modo. Miles de ciudadanos se dejaron engatusar por la manipulación telecrática y hoy sufrirán las consecuencias, mientras todos, sin excepción, nos enfrentaremos a la militarización de lo que hasta hace poco fueron los espacios públicos.
Después de la escalada de aumentos, vendrán las dichosas reformas "estructurales", que no tienen otra intención que la de acabar de una buena vez con las conquistas sociales y laborales que desde la revolución de 1910 se han ido obteniendo por la tenaz lucha ciudadana. Detrás de esto nos iremos enterando de cómo lo que fue nuestro es ya de las grandes trasnacionales que seguirán desangrando al país. Y no nos equivoquemos, las reformas serán aprobadas también por el PRD como antes aprobó la monopólica Ley Televisa. El gusto por la política curuleada es como una droga, donde los principios pueden ser sacrificados a cambio de una diputación y con más facilidad aún cuando se trata de grupos o partidos híbridos, carentes de ideología.
La transformación de nuestra nación no se dará, por supuesto, en las cámaras. No, en el inmoral Legislativo cundido de hampones y pederastas.
La transformación será en las calles, en los barrios y las colonias, en las micro conquistas vecinales y comunitarias, que logren detener la escalada dictatorial que la derecha fecalista intenta imponernos desde su espurio desgobierno.
Es la hora de que todas las luchas de resistencias nos juntemos para crear un verdadero frente de resistencia civil contra el gobierno espurio, tal como publicaran hace algunos días los intelectuales del Grupo Sur. Luchas de resistencia unidas que logren detener pacíficamente la escalada militar de la derecha. Aún estamos a tiempo de que sea pacíficamente.
Pero si dejamos que la derecha avance dentro de procesos nada democráticos, tendremos que enfrentarnos en un futuro no tan lejano a la violencia institucionalizada de la "democracia Corporation S.A.".
La construcción de la verdadera democracia (participativa) está más allá de los votos que intentan legitimar un sistema (representativo) en realidad profundamente antidemocrático y fundamentalmente injusto. Llegó la hora. No podemos esperar ni un minuto más.
martes, 23 de enero de 2007
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